MAYUSCULA HOMBRE VIRIL ARGUMENTA CONTRA EL MACHISMO, ENFRENTADO A LA MUJER INEXISTENTE DE BRESKY

Mayúscula quería deshacerse de la tilde machista que se le había cargado. Para conseguir tan titánica tarea se esforzaba por explicar a quien le acusaba, fémina obviamente, el porqué no era él machista. Pero juzgue UD. buen lector, que de machismo y feminismo ciertamente sabe más que yó, y tanto más que Mayúscula. Como sea Mayúscula argumentaba enumerando su explicación y lo hacía como sigue…

“No soy machista en manera alguna y para demostrarlo, permítame UD, so hembra sin celo, si es que las hay, las siguientes argumentaciones, que demuestran, en mi concepto, craso el típico error de Macho sin sustancia…

Uno... creerse señores del mundo, dueños de la mujer que ha caído en su cúbito abdominal y que ha saciado su hombría de manera cierta no va conmigo. Ellos, los machos, machistas, casi machistosos, se vanaglorian, ríen y comunican a sus símiles, jinetes mongoles (jinetes guerreros de Kudlai Kan), de sus andanzas mientras cocinan la carne bajo la montura de sus caballos y en el lomo de sus corceles.... en este respecto y en una palabra resumo mi posición: IMPOSIBLE e INOCUO.

DOS...el asumir que se es esclavo de aquella que ha lamido sus partes pudendas y que por lo tanto, se está a la merced de sus avatares como si el placer, por esencia, no fuese mejor cuando se comparte, y como si la grandeza del acto de mamar fuese elemento para ensalzar a la fémina que mama el horrible falo viril... no, aquí todos fueron satisfechos en mayor o menor medida y nadie es esclavo del otro, por lo que sujeciones no existen; o bien, por otro lado, el macho imberbe cree que luego del fuego, producto de las más dulces secreciones sexuales, es necesario e imperativo el establecer sin duda alguna, una relación a toda costa. Esto no admite comentarios para mi.... es decir, no tengo ni siquiera una palabra que me surja del hipotálamo para decir cuán inerte esta posición es.

Tres… Lo que si me surge es la idea de respeto a la persona a quien lamí y quien me lamió, a quien se me entregó y a quien me entregué... pues aquí no hay más que incondicionalidad hacia la existencia misma, que no niega jamás que el ser no es más que su naturaleza. y en este sentido, contrario al hombre que quiere siempre ir contra natura, yo no. No busco me expliquen si se alejan o si vienen, no pienso en hacer o deshacer, no sufro por entablar relaciones o aborrecerlas... sufro simplemente por sentir, vivir, dar, y más importante aún, por ser veraz....

Se me ha juzgado por ser en este sentido machista en mi posición. Pero quiero resaltar que si tratar a la mujer como una igual, sin considerar desde ninguna perspectiva que la mujer es diferente sino símil, entonces para el sesgado de pensamiento, soy machista.

La mujer es un entuerto, una especie de bestia indomable, mezcla de gata indolente que viene por caricias con ronroneos sólo para conseguir el atún, mientras dentro de sí subyace una hembra draconiana, con fuego por venas, capaz de, y esto es lo encantador, incinerar dulcemente al macho… vaya hermosa muerte, sucumbir quemado por la pasión de la hembra. Aquí comprendo el porqué de cruzadas medievales, que en torno a la mitología, forjaron las batallas entre caballeros en radiante armadura luchando con dragones: hay tanta verdad en esto, como en la palabra verdad misma. Sabia la naturaleza, sabia y necesaria analogía.

A ti mujer te digo, no me expliques ni pierdas tus fuerzas en ello. Vale la pena perderlas en actos llenos de pasión y amor. La renuncia al cierre de la entrepierna, la tuya y la mía, tiene tanto valor como el silencio que, entre nosotros, sabemos sigue. ¿Que hemos de explicar? ¿Qué gozamos como perros entrampados en el dulce dolor de la cúpula? ¿Para que o quienes? Para nadie, te digo. Me vales por todo lo que eres y valgo por lo que soy. Que se venga el recio huracán de la vida que bien parado estoy. Estoy clavado, ávido, presto, soy letal, dócil y mucho más simple de lo que se ve.

Hombre y mujer no somos diferentes, somos iguales y salvo carne, redondeles, atrofias o elongaciones y protuberancias por aquí y por allá, no diferimos.

Asumo lo que he hecho, revivo el placer que ello me provocó todos los días y sueño con lo que vendrá, como sé que lo haces, como sé que lo hacen todas y todos.

Asumo a la gata y al dragón, asumo que alimento y me quemo, que lamo y me lamen, que penetro y extraigo, que me quemo y fallezco.

Entonces, para cerrar, sencillamente vivo y siento, asumo y eso, e vero!