Friday

Relatos de un amante, ciertamente un cartero, que no fue ni ha sido correspondido


Recuerdo que una noche dijiste que los cielos nuestros son de fuego, que se encienden iluminando no tan sólo el horizonte, sino que el alma y el corazón. Que habías compartido esto con algún amigo y que estando sólo ahí, donde estuvimos, era posible comprender.

Recuerdo también que fue una noche de un viernes cualquiera que para mí, y en el reflejo de tus ojos, ese cielo se me hizo evidente; sentí que alegremente caía, rendiéndome al calor del fuego nocturno, el calor de las manos y al encuentro de tu boca…

Sentí claramente como en la rendición ante ti no pude sino ver claramente tus alas extendiéndose al cielo. Y aún siendo de esa manera, tus alas me cubrieron. Comprendí que esto ha de ser así, en libertad; vi como los sueños se hacen realidad y asumí que para encender los cielos al calor de fuegos australes no deberé jamás olvidar que ante todo estará esa libertad, junto a la mía.

Creo que las coincidencias son la manera bizarra del destino de hacernos sentir marionetas de un juego que jamás terminaremos de comprender pero que nos encanta y transforma. Busqué y encontré, justamente para comprender una imagen, y otra y otra que reflejara la impresión de los momentos que junto a ti viví. Confieso que ellas son para mí, nuestras.

Mas no pido nada, no quiero nada y simplemente siento. Eso es lo que importa pero más aún, importas tú. Quiero tu bien y felicidad. Quiero tus alas y tu libertad; las necesito para mí tanto como tú.

Más allá de lo que este juego del destino traiga consigo, soy feliz pues vuelvo a sentir, vuelvo a vivir y ser el que siempre fui y quiero. Siento que debo entregarte toda mi sinceridad y fe, para que a prueba de toda circunstancia, seamos quienes soñamos ser.

Se que la magia existe, que la chispa enciende fuegos y que el corazon late. Mas no sé, ni quiero saber, a que puerto hemos de llegar. Sólo sé que hoy la imagen que late en mi corazón es la de tu mirada, que mis manos extrañan la tibieza que descubrimos y que mis labios se han vuelto a romper.

Ahora, en la distancia, sólo tengo fe, en tu ser, en el mío. Ahora, entregado a lo que se venga, sin mas presión que ser yo mismo y deseando que en libertad lo que sea, sea, te pienso, te siento, te vivo.

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